FEMI celebró los 50 años de vida con arte, historia y solidaridad

El sábado 28 de mayo en el centro de convenciones de Solanas, la Federación Médica del Interior celebró medio siglo de vida con un evento donde se reafirmaron los valores que definen a esta organización, única en el país por sus características.

Los gremios médicos del interior, desde principios de la década de los sesenta, venían coordinando acciones en procura de aportar a la mejora del sistema sanitario nacional, y manteniendo – ya en aquel entonces – una visión muy similar a lo que hoy es el Sistema Nacional Integrado de Salud.

Las diferentes movidas federacionistas de la época, tuvieron su fruto el 14 de mayo de 1966, cuando finalmente se forma la Federación Médica del Interior.

FEMI nació con el objetivo de defender la profesión, para desde ella hacer sustentables los mecanismos que asegurasen la universalidad de acceso a la salud de todos los uruguayos, sin importar su lugar de residencia.

La historia de la Federación Médica del Interior es la historia de la lucha de un gremio que ha intentado cambiar una realidad que durante más de un siglo y medio fue la realidad de medio país: «si te tienen que operar, morís en la capital».

El desarrollo de una infraestructura asistencial de primer nivel, que nada tenga que envidiarle a los principales centros del mundo, y la apuesta a una capacitación constante de los conocimientos, han sido prioridad en las acciones definidas por las diferentes conducciones que ha tenido la federación en estos primeros 50 años de vida.

La cena de camaradería que se brindó el sábado 28 en Solanas para los representantes de los 22 gremios médicos y las 22 instituciones de asistencia médica colectiva que componen la Federación Médica del Interior y que involucra a más de 3.000 profesionales, viajó en el tiempo y en las emociones, teniendo a la música como hilo conductor, en el entendido que la profesión médica – como la música – cura, sana, y llena de vida, la vida de otros hombres.

SUROESTE Comunicación, una agencia de profesionales del interior del país que históricamente a manejado la imagen institucional de cinco de las instituciones que integran la federación, fue la encargada de crear y dirigir un espectáculo del que participaron artistas del nivel de Julio Cobelli, Mariela Acevedo, Diego Núñez, Fernando Ximénez, Henry Fernández y Raúl Medina.

Bajo un guión que de su director creativo, Siul Bango, compartió con Tamara Pereyra, Gastón Márquez fue conduciendo a los invitados por una historia que contó el paralelismo entre los 50 años del maestro Julio Cobelli como guitarrista -fundamentalmente como uno de los hombres que acompañó a Alfredo Zitarrosa – y la realidad de la federación.

Fernando Ximénez ocupó el lugar de aquel hombre que parado firma y mirando al frente, con su impecable traje negro y peinado a la gomina, se fue convirtiendo en la voz de que más nos identifica a los uruguayos.

El fernandino Diego Núñez acompañó con su violín una versión que Bango y Pereyra escribieron sobre el magistral poema de Zitarrosa, «Guitarra negra» donde se recuerda los momentos duros que le tocó vivir al cantante, siendo exiliado, prohibido, eliminada su música de las bateas de ventas de discos y de las grillas de programación de las radios, pero que aún así, nosotros, los uruguayos, los elegimos.

Algo similar pasa con los médicos del interior, dice la versión que Ximénez, Cobelli, Núñez y Hernández interpretaron el sábado. «Hoy sabemos que como a él y su voz, muchos les dieron la espalda, y aún hoy se la dan. Muchos aún menosprecian su arte silencioso, su saber, su incidencia en la vida, en la calidad de vida de más de medio país.
Tal vez sea por desconocimiento, o tal vez por miedo. Miedo a lo humilde, a lo que crece desde el pie, a lo que se hace con trabajo, esfuerzo colectivo, y solidaridad.
Pero como le sucedió a él y a su voz, aún perseguido, exiliado, sacado de las bateas y las grillas de programación, el pueblo, lo eligió y lo hizo su referente, su guía. su identidad.

Hoy sabemos que por más que ande la muerte revisando los ruidos del teléfono, hay ochocientos mil compatriotas que eligen, a conciencia, caminar su vida protegidos, guiados y cuidados por ellos.

Y ellos, asumieron el cuidado de la salud de más de medio país, incorporando servicios, adquiriendo tecnología ,desarrollando infraestructura, haciendo, en silencio, una red de asistencia, única, sin precedente, que avanza, que evoluciona, que se supera y que crece, no solamente en volumen de prestaciones, sino en conocimientos, en fraternidad entre colegas, en calidad, y fundamentalmente en confianza de quienes reciben los beneficios en el mismo lugar donde residen.

El compadre Juan Miguel en el arrozal, el loco Antonio en el Santa Lucía, y por supuesto Doña Tomasa que como lo explicó la negrita Margot estaba con el Doctor, sabían dónde vivían, qué hacían, y cómo acceder a aquellos referentes de la salud, como Isaac Hojman, Lischinsky, Escuder, Mogni, Belzarena, el Goyo bueno, Long, Italo, Hurcade, Yamandú, “el garufa” y Cardoso, como ahora todos sabemos dónde están José Pedro, Gustavo, Gerardo, Martha o Antúnez.

Porque ellos, han sabido mantener abierta, las puertas y las ventanas de un gremio, que ha estado unido, lo está y estará por siempre» así culminó la parte artística de la noche para dar paso a una sentida y emotiva oratoria del presidente de la Federación Médica del Interior, Dr. José Pedro Ibargoyen.

800.000 uruguayos confiando la salud en este colectivo, una infraestructura en constante evolución, una tecnología de primer nivel descentralizada en todo el país, profesionales altamente especializados radicados en el interior, un centro de referencia en medicina superior con los mejores indicadores de éxito en la gestión (Sanatorio Americano), esta realidad, es la realidad de las instituciones del Sistema FEMI.

Pero además hay más de medio país, que es asistido, curado, controlado, ayudado, por los médicos del interior, que cumplen tareas en la red de asistencia pública y que ofrecen servicios de complementación a instituciones públicas y privadas de la capital.

Un gremio solidario

La jornada tuvo lugar también para solidaridad y luego de escucharse las palabras del Dr. José Pedro Ibargoyen, el propio presidente junto al resto de los integrantes del Comité Ejecutivo, los doctores Gerardo Contreras, Gustavo Burghi, Marta Moraes y Carlos Antúnez, entregaron a los representantes del gremio y la asistencial médica de Soriano, un cheque con lo recaudado del aporte realizado por los médicos del interior en apoyo a la reconstrucción de los daños que el temporal y las lluvias de los últimos días causaron en la ciudad de Dolores.